martes, 24 de noviembre de 2015

La extraña llamada

La extraña llamada





      El invierno pasado me trasladaron a un orfanato de un pueblo muy cercano a Buenos Aires. Cuando llegué estaba demasiado cansado para recorrer mi nuevo lugar de trabajo, quería tomar un baño y dormir.
Al día siguiente, conocí a los demás empleados y las habitaciones del hospital. Por la noche no tenía ganas de acostarme y empecé a recorrer el lugar. De repente tuve la sensación de haber estado allí alguna vez.
Mientras recorría uno de los pasillos, escuché gritos que provenían de uno de los cuartos. Me acerqué, abrí la puerta lentamente y vi a un niño durmiendo abrazado a un muñeco de madera similar a una marioneta. Decidí ir a acostarme y me quedé con esa imagen del títere  que no me dejaba dormir.
De pronto, volvieron a oírse los gritos con mayor fuerza y cada vez más cerca. Me asomé al pasillo, intenté llamar a alguien pero nadie venía, entonces salí rumbo a la habitación del niño. Sentí pasos detrás de mí, me di vuelta, pero no había nadie. Al acercarme a la puerta percibí que los ruidos no  provenían de allí, sino desde más abajo. Bajé al subsuelo, pero los sonidos procedían de las cloacas. Introduje todo mi cuerpo por el conducto y pude ver el sistema de tuberías que yacía bajo el edificio, lleno de agua sucia y olor rancio.
Miré para todos lados. Estaba oscuro. De pronto, vi la cabeza de una figura, similar a la de un muñeco horripilante. comenzó a correr y desapareció. Lo quise seguir, pero el olor era sofocante.
Inmediatamente sentí un movimiento detrás de mí, alguien se acercaba. Quise regresar por donde había entrado pero se atoró la rejilla. No podía abrirla. Seguí buscando otra salida.
Finalmente, tras escapar por otra cloaca que conducía a la parte de afuera del orfanato, me detuve, miré atentamente y vi a la marioneta escalofriante, que empezó a reír macabramente, muy fuerte. Hallé una salida, cerré la rejilla y nunca más volví a ese lugar. Por esos hechos renuncié a ese trabajo, sin dar ninguna explicación al orfanato, huí para la casa de mi tía que estaba situada en una zona céntrica y segura de la Capital Federal.
Luego de pasadas unas semanas, en la madrugada, recibí una llamada. Aunque lo extraño y tenebroso fue escuchar aquella risa macabra que había escuchado aquel día.
Hoy a seis años de aquel suceso, sigo  sintiendo todo el temor del mundo de que aquella extraña llamada vuelva a repetirse, una vez más. Tan grande es que, en cada noche de tormenta sueño con ese día exacto. Pero a diferencia de la realidad en el sueño, noto que alguien me observa y siempre después de sentir una mirada penetrante detrás de mi, me doy vuelta. Sin embargo no encuentro más que sombras lejanas. Al final del sueño, estoy a fuera del edificio, mientras comienza una tormenta eléctrica siento unos suaves cosquilleo en la columna. Luego el miedo se apodera completamente de mi, y busco alguna presencia. Una vez me encuentro escondido de forma segura, detras de un gran árbol, empiezo a escuchar susurros que dicen el nombre de mi madre. Cuanto la amaba, a pesar que no era su hijo favorito, Ella murió cuando yo empecé a trabajar en ese orfanato. Me pierdo en pensamientos nostálgicos, y finalmente un escalofrío me recorre todo el cuerpo, totalmente asustado, espio desde el árbol para ver si hay alguien. De pronto, aparece delante mío una imagen, una especie de estatua de la virgen que cobra vida y se convierte en mi madre. Está me empieza a correr de manera diabólica. 
Luego me despierto alterada  , miro el reloj y siempre son las 4:34 AM.






  • Por: Rocío Pedernera  y  Elisa Mircea.    

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